El porqué de tu diseño
Para diseñar antes tienes que pensar mucho que quieres conseguir y expresar con el.
Por Blanca Marcet
EL PORQUÉ DE TODO.
Un diseño puede no ser el más espectacular y rompedor de todos pero, ¿es defendible?
Con defendible me refiero a si lo has elaborado con criterio, conociendo y sabiendo lo que querías conseguir con él.
Si es así, tienes un buen diseño y a la hora de presentar tendrá sentido, una base sólida y un porqué lógico.
Es muy fácil vender algo si, con anterioridad ha sido pensado. Es muy fácil que te salga el diseño idóneo, si para crearlo has investigado. Es muy fácil tener éxito, si tenías un objetivo claro.
Las típicas preguntas que deberás defender de tu diseño ante un cliente son: las fuentes, los colores, el uso de imágenes, el lenguaje de comunicación, las formas… ¡Todo! Y te resultará muy fácil si has llegado a ese resultado tras un procedimiento lento pero seguro. En cambio, será un quebradero de cabeza si tenías en mente algo impactante que tenías ganas de hacer pero no casa con la filosofía o la imagen o la manera de pensar de tu cliente.
Sé que es difícil no hacer lo que se quiere y tener que centrarnos en lo que el cliente necesita. Quizás estos pocos pasos te ayuden a gestionarlo:
- Escucha al cliente. Descubre cómo es, cómo piensa, cómo visualiza el proyecto.
- Estudia la competencia. Aunque veas cosas que no te gustan, pueden haber sido muy pensadas por otro equipo como el tuyo y quizás les esté funcionando.
- Empápate de ejemplos que vayan por el camino que te interesa, que transmitan lo que tú quieres transmitir.
- Respeta el libro de estilo que te proporcionen. Te ayudará a crear algo que al cliente le vaya a gustar.
- Haz pruebas, muchas, sobre papel. Selecciona las que te encajan y digitalízalas.
- Realiza una presentación final detallando porque has tomado la decisión, en cada elemento. ¡Que nada pueda ser cuestionable!
- Ten un cuaderno siempre a mano, ¡nunca sabes cuando te puede llegar la inspiración!